Muchas veces cuando revisamos la marcha de nuestra empresa, creemos que los problemas residen en la falta de expertos en la dotación, de esos cracks que resuelven bien y rápido, de esos iluminados que hacen todo en forma superlativa, en fin, de esas estrellas fulgurantes que dan vuelta las organizaciones… y realmente, quizás ese sea el problema.
Y así como lo creemos, usualmente lo hacemos saber, en forma más o menos explícita, a nuestra gente, provocando que baje el ánimo y que los errores se multipliquen, haciendo más necesario buscar al héroe que nos salve fuera de los límites de nuestra empresa.
Por supuesto que esa no era nuestra intención, pero es tanta la presión y tanto el convencimiento que actuamos, sin quererlo ni saberlo, en nuestra contra.
Ahora, ¿qué pasaría si en lugar de buscar la solución afuera la generamos internamente?
Claro, seguramente estarán pensando que es necesaria una preparación técnica o experiencia que a nuestra gente le falta, y/o tener una actitud diferente.
Totalmente cierto.
Pero no menos cierto es que lo técnico se aprende, y que la experiencia, que es algo personal, se adquiere pasando por situaciones que nos dejen el conocimiento.
Claro que la actitud es otro tema. La actitud se tiene o no se tiene. Pero… ¿podemos cambiar esto?
La respuesta es un gran SI.
¿Cómo?
Bien, en principio, es necesario que nuestra gente confíe en sí misma, por lo que hay que dejar de lado los mensajes denigrantes, acusatorios o que ponen en duda su capacidad.
Simplemente, valorar lo que tienen para ofrecer.
Lo siguiente es comenzar a trabajar con las personas en sus fortalezas, en eso que saben hacer bien, y hacerlos sentir competentes y necesarios.
Las personas que se sienten competentes en algo, toman confianza, dan mejores resultados y están más abiertas a hacer nuevas cosas y aprender extendiendo su campo de acción y su experiencia.
A más refuerzo positivo sobre lo que hacen bien, más dispuestos estarán para hacer bien otras cosas, a volverse a poner la camiseta de la empresa.
El saber que tienen algo por lo cual son reconocidos y estimados, cambia radicalmente la forma de interactuar con las tareas y con otras personas.
Una persona en esta situación, será más permeable a la capacitación, a asumir más responsabilidades y a jugarse en la resolución, y esto siempre genera cambios positivos.
Por eso, es muy importante mirar para adentro de las organizaciones, antes de recurrir al mercado, y mirar sin preconceptos ni prejuicios, borrando el pasado para establecer un nuevo vínculo entre la persona y la empresa sin la carga negativa de “lo que fue o pasó”.
Por supuesto, aquí el ingrediente que no puede faltar es el del líder dispuesto a asumir esta tarea.
Una tarea que requiere de mucho esfuerzo, convicción, buen manejo de las relaciones y unas ganas inmensas de fabricar estrellas…
Preguntas para hacerse
¿Crees que los problemas en tu empresa radican en la falta de "héroes" o expertos externos para resolver los desafíos?
¿Has expresado explícita o implícitamente esta creencia a tu gente, y cómo ha afectado su moral y la incidencia de errores en la organización?
¿Has siempre considerado y priorizado la posibilidad de buscar respuestas externas en lugar de desarrollar soluciones internamente?
¿Has desechado la idea de invertir en la preparación técnica y la experiencia de tu equipo, y a fomentar una actitud positiva?
¿Eres reacio a cambiar tu forma de liderar, valorando las fortalezas de tu equipo y brindando un refuerzo positivo para empoderarlos y estimular su crecimiento en la organización?
Si una o más respuestas fueron positivas, te estás perdiendo de mucho. Por suerte esto se puede resolver, y nosotros sabemos cómo hacerlo.
Estos son algunos de los servicios que podemos brindar en este tema